
¿Quién no ha celebrado alguna vez más un buen tackle que un try? De esos que paramos en seco al jugador como si un auto chocara contra un árbol. Y mejor todavía: hacerlo retroceder después un par de metros, dejando al equipo en total ventaja sobre la pelota, y muchas veces logrando un turn over, recuperando el balón para tu propio equipo. Cuando esto sucede, la motivación crece y la pasión se enriquece.
El tackle consta de tres partes: la primera es la técnica y es importante que se aprenda bien y desde chico. La segunda, el timming, que da la oportunidad de pegar esos grandes topetazos en el momento preciso y con el cuerpo en perfecta postura. Y por ultimo, la actitud: la garra, la pasión, la entrega. Es el condimento que no puede faltar, es lo que algunos llevan adentro y con lo que marcan la diferencia con otros. Son esas ganas incontrolables de parar al rival , sin pensar en que algo me puede suceder, sino en lo que le puede suceder al rival.
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